Esta residencia adquirió su configuración actual en 1784 cuando se le adicionaron la primera crujía y los portales, según las condicionales urbanas de la plaza. A principios del siglo XIX la compró el Conde de Santovenia, quien le hizo reformas interiores y le agregó las extensas barandas de hierro. En 1867 se instaló en el inmueble el hotel Santa Isabel. Restaurada en 1943 por José María Bens Arrarte, fue objeto de una segunda restauración en 1996 por Eldris Miranda, para devolverle el uso de hotel.