El edificio del Banco Nacional de Cuba forma parte del conjunto de instalaciones bancarias y financieras que desde los primeros años del siglo XX comenzaron a erigirse en los alrededores de las calles de Obispo y Cuba para llegar a formar lo que se conocería como el Wall Street habanero. Se trata de una monumental edificación con una alta calidad constructiva avalada por la prestigiosa firma ejecutora norteamericana Purdy & Henderson. La estructura es de acero, prote¬gida contra el fuego por un recubrimiento de hormi¬gón; las fachadas, concebidas en un refinado estilo neoclásico, son de piedra artificial; los pisos de los espacios principales son de mármol; y en los orna¬mentos de la decoración interior se utilizaron bron¬ces, mármoles y maderas preciosas, mientras que en la herrería se empleó hierro forjado y fundido. La planta es rectangular y posee un atrio central que fue cubierto en el nivel del vestíbulo con un lucernario de vidrios en colores. A partir del tercer nivel este espacio quedó abierto en forma de patio interior, lo que facilita la ventilación e iluminación naturales del resto de los locales. Originalmente el edificio constaba de menor cantidad de plantas y menos anchura que las que posee en la actualidad, pero posteriormente a su inauguración fue ampliado en reiteradas ocasiones hasta alcanzar su aspecto actual. Estas adiciones se hicieron siguiendo el mismo estilo y técnica constructiva que el bloque preexistente, por lo que resulta difícil apreciarlas a simple vista.