La Comunidad Gallega de La Habana fue fundada en 1879 y es una de las más antiguas sociedades regionales españolas radicadas en Cuba. Después de instaurada la República, esta comunidad se planteó la necesidad de construir un palacio que reafirmara su presencia física en la isla. A tales efectos fueron comprados en 1906 el existente teatro Tacón y sus edificios anexos, los cuales ocupaban una de las manzanas mejor situadas del reparto Las Murallas, enfrentada al Parque Central. A partir de esa fecha se comenzaron a elaborar proyectos para materializar la idea, muchos de los cuales fueron rechazados por no cumplir las regulaciones urbanas de la zona o por no estar avalados por la firma de un profesional autorizado, según lo exigía la categoría del edificio. El Centro Gallego fue una de las más importantes obras de su tipo que se realizó en La Habana y su construcción fue encomendada a la acreditada firma norteamericana Purdy & Henderson. En su interior se mantuvo el antiguo teatro Tacón hoy García Lorca, el que fue remodelado y, según comentarios de la época, llegó a ser uno de los mejores de América tanto por su elegancia, decoración y confort, como por las excepcionales condiciones técnicas y el mecanismo escénico que poseía. El resto de los salones fue engalanado con diversos materiales, todos ellos de una exquisita calidad, que complementaban sus generosos espacios. Es de destacar la caja de escalera, una de las más monumentales y lujosas del país. Sus imponentes fachadas fueron profusamente decoradas con esculturas y otros ornamentos en piedra, mármoles y bronces, que se mezclan con una arquitectura ecléctica de ascendencia francesa y neobarroca, en cuya lectura se aprecia la intención del arquitecto de reinterpretar los elementos compositivos del Barroco cubano.