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Sistema Informativo Multidimensionale del "Castillo de la Real Fuerza"




Il castello / Il sistema di fortificazioni dell’Avana

      - La storia
      - L’architettura
      - Il monumento
      - Il sistema di fortificazioni dell’Avana
      - Il restauro
      - Percorso virtuale


Il sistema di fortificazione dell’ Avana

El castillo de La Real Fuerza (ca.1577), es el más antiguo exponente de arquitectura militar abaluartada conservado en Cuba, y para muchos especialistas en toda América. Situado muy adentro en el litoral del puerto de La Habana, ocupa casi un frente de la Plaza de Armas y nunca fue considerado un elemento militar clave para la defensa de la villa. Pero por otra parte, inspiraba seguridad a la joven población que crecía a su alrededor. Fue construido usando los materiales de la Fuerza Vieja (ca.1540), reducida a ruinas en 1555 por el corsario francés Jacques de Sores.

El proyecto se le encomendó a Bartolomé Sánchez y la ejecución a Francisco de Calona, aunque también se atribuye su traza a Ochoa de Luyando o Ullando. La rapidez y la eficiencia de la construcción figuran repetidamente en comunicaciones a la Corte, pero la realidad fue otra distinta. Es la pionera de las construcciones abaluartadas en la América, de planta de estirpe renacentista, inscrita en un cuadrado de cerca de cincuenta metros de lado. Los cuatros baluartes sobresalen del cuerpo central dividido en nueve compartimentos, cubiertos por bóvedas de cañón e iguales, alrededor de uno abierto a manera de patio, que no tenía capacidad para el movimiento y ejercicios de la tropa.



En aquel espacio central desembocan dos escaleras de uso militar - no llegan al piso -, desarrolladas en el grueso de los muros de cantería. Hay otra escalera amplia, de corte civil, que fue tempranamente añadida cuando la planta alta comenzó a usarse como residencia de los gobernadores de la isla. En 1590, el gobernador Juan de Tejeda se instaló en la fábrica, para lo cual mandó cubrir con techo de madera y tejas varios pabellones en el nivel del terrado.

Las sólidas escarpas de diez metros de alto tienen dos ingresos, uno desde tierra por un puente levadizo y otro dando frente al mar para el avituallamiento de municiones y cañones por vía marítima o comunicación con una obra exterior a manera de plataforma, que se observa en los planos mas antiguos de la ciudad y el puerto. Grandes troneras abocinadas se abren en los baluartes, en su unión con el cuerpo central, que permite el fuego cruzado para defensa del propio edificio. Un sencillo resalte aparece cerca del nivel del agua del foso, y en lo alto, una robusta moldura de sección semicircular -el cordón-, marca el nivel del terrado, a su vez bordeado por un parapeto de cañoneras y merlones. Un foso trilobulado inundado lo circundaba por tierra, mientras que por el mar se vinculaba directamente con el puerto. Esa situación se mantuvo hasta la fabricación de la muralla de mar, cuando se rellenó el foso. Posteriormente, con la construcción en el siglo XX de una vía de circulación en el litoral portuario, sobre relleno consolidado, la contraescarpa se prolongó hasta cerrar un foso cuadrifoliado, aunque se mantuvo por debajo la conexión con el agua del mar y en la década de los 60 del siglo XX, se descubrió e inundó de nuevo el foso.



Rasgo peculiar de La Fuerza, es la torre vigía cilíndrica, ampliación de una primitiva garita, en tiempo del gobernador Juan Vitrián de Viamonte (1630-1634). El nivel superior alberga una campana y se abre con cuatro vanos en arco que permiten la observación en todas las direcciones. Su cara exterior presenta un tratamiento arquitectónico consistente en pilastras, que sostienen un entablamento clásico y cornisa destacada por pináculos piramidales. La cubierta de bóveda semiesférica, está coronada por una escultura en bronce conocida con el nombre de La Giraldilla, considerada la primera obra de arte cubano documentada. La Giraldilla es una veleta y en el pecho de su graciosa figura femenina, ostenta un escudete con el nombre de su autor, el habanero -fundidor, artífice y escultor- Jerónimo Martín Pinzón. Es símbolo de la ciudad capital. Otra obra importante es el escudo imperial, tallado en mármol blanco, que desafía el paso de los siglos sobre la puerta de entrada de tierra.


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