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Sistema Informativo Multidimensionale del "Castillo de la Real Fuerza"




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Castillo de Los Tres Reyes del Morro

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• Castillo de Los Tres Reyes del Morro

El castillo de Los Tres reyes del Morro (1589-1630), custodia la boca de entrada de la bahía desde el litoral norte, con su homólogo de San Salvador de La Punta en el litoral sur, proyectados por el célebre ingeniero militar Bautista Antonelli y su sobrino Cristóbal de Roda. La elevación topográfica del Morro, favorecía la vigilancia y la defensa, y en 1563 el rey Felipe II ordenaba su fortificación, como perfecta atalaya sobre el mar. Hacia 1607 estaba prácticamente terminado, cerradas sus bóvedas y concluida una plataforma cerca del nivel del mar para el emplazamiento de cañones: la batería de Los Doce Apóstoles, en el litoral del puerto.

El castillo del Morro tiene una planta en polígono irregular, con dos baluartes (el de Tejeda frente al mar y el de Austria por tierra) y un profundo foso hacia tierra. Firmemente arraigado en la topografía del terreno, la escarpa muestra la transición entre la roca y el muro levantado por la mano del hombre. Quizás, la vista más impresionante sea desde el mar, con las inaccesibles escarpas plegadas que hicieron desistir a muchos atacantes potenciales. Por un pintoresco puentecito levadizo se entra al camino de gato cubierto, recostado contra la cortina, que conduce a la explanada donde coincide con la gran rampa exterior preparada para la subida del armamento, justo frente a la puerta de entrada blindada.

En la toma de La Habana por los ingleses, - defendido heroicamente por el comandante Luis de Velasco - el castillo sufrió serios daños durante el asedio de más de cuarenta días, especialmente en su torre bombardeada y en el baluarte de Tejeda dinamitado. A partir de 1763 -recuperada la ciudad-, el Morro fue objeto de reconstrucciones y ampliaciones, bajo la dirección de los ingenieros militares Silvestre Abarca y Agustín Crame. La intervención constructiva más importante se realizó en la plaza de armas, donde se demolieron las construcciones existentes y se levantaron nuevos pabellones en dos niveles, para alojamiento del alcaide y la tropa. Resueltos en un compacto bloque de galerías abovedadas, quedó a su alrededor una generosa circulación, que lo separa de la entrada y el cuerpo de guardia, las rampas, la surtida a la plataforma de La Estrella, la cisterna, el adarve general y las casamatas.

El elemento distintivo del Morro es su torre-faro, levantada sobre un medio baluarte que se adelanta sobre el mar en la boca de la bahía. El faro ha tenido transformaciones en el tiempo, de acuerdo con la técnica del alumbrado. Su actual fisonomía data de 1844, cuando se le dio el nombre de O'Donnell, en honor del entonces Capitán General Leopoldo O'Donnell. La farola del Morro, como la llaman los habaneros, el espléndido castillo y la roca que le sirve de asiento batido por las olas, visto desde el malecón, es la vista emblemática de La Habana.

También se encuentra en el castillo el semáforo del puerto, actualmente en desuso y limitado a funciones protocolares, que gobernaba el tránsito de las embarcaciones por medio de banderas, de acuerdo con el código internacional náutico y que se conserva por tradición histórica. El recorrido del castillo del Morro, es uno de los más atractivos de la ciudad, para nacionales y extranjeros. En la costa -al este del Morro, terminado su glacis-, se conservan cinco polvorines de macizo aspecto, cercanos al lugar que ocupara la batería de Velasco del siglo XIX (1855).






















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