El fuerte de Cojímar (1649), sin otro nombre que el de su lugar de asiento, debió simultanear su construcción con el de La Chorrera y es obra del mismo autor, Juan Bautista Antonelli (El Mozo). Tiene planta cuadrada de dieciocho metros de lado, en dos niveles y esquinas resaltadas a manera de refuerzo. En su frente de tierra tiene dos garitas y otra en el terrado bajo del frente de mar fortificado. Se destaca por la impresión medieval, que producen los remates proyectantes en los ángulos, apoyados en una faja de ménsulas pétreas. Fue punto clave en la defensa de la costa al este de La Habana y vigilancia de la desembocadura del río Cojímar. El mar y la desembocadura del río son defendidos por sendos pares de troneras, que debieron acomodar cuatro cañones. Ha permanecido a través de los siglos con uso militar.