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• Baterías
La implantación de baterías de cañones, como apoyo en un complejo de fortificaciones, como señaló Zapatero, es una de las características recurrentes en los territorios colonizados por los españoles. Independiente de eso, hay que reconocer que funcionaban como complemento y enlace de la línea de fuego, impidiendo espacios sin respuesta ofensiva. Se levantan tanto sobre la muralla de mar, como independientes en la línea de costa o en el interior del territorio cercanas a las grandes construcciones militares permanentes. Su alcance variaba con el desarrollo de los armamentos, por lo que tendían a transformarse o desaparecer, enterrándose generalmente en su locación los cañones y las municiones en desuso, para regocijo de los futuros arqueólogos.
En La Habana se recuerdan la de San Lázaro en la caleta del mismo nombre, que cruzaba fuego con la de Santa Clara (1799), situada ésta en una elevación del terreno, donde a principios del siglo XX se levantaría el emblemático Hotel Nacional. La de San Nazario, estaba cercana al castillo de El Príncipe, en la loma de Aróstegui, donde se levantó la Universidad de La Habana en 1906. La gran batería circular acasamatada de La Reina sustituyó a la de San Lázaro en 1861, en los terrenos donde actualmente se encuentra el parque Antonio Maceo. Hacia 1896, otras baterías aparecen vinculadas a la defensa de costa entre la de Santa Clara y el fuerte de La Chorrera: las desaparecidas Número 2,3 y 4.
Todas se conocen por información documental y gráfica. En su mayoría dejaron huellas arqueológicas constructivas, municiones y cañones Ordoñez, Crupp, Barrios, Elorza, Hontoria, Mata, Hotch y Nordenfelt, entre otros. Ninguna resistió el avance de la expansión urbana. Estas pequeñas pero estratégicas construcciones militares, fueron encomendadas a destacados ingenieros militares como Bruno Cavallero, Agustín Crame y el habanero Antonio Fernández de Trebejos entre otros.
Ejemplo antológico de lo señalado es la batería de la cortina de Valdés - muralla de mar - sacada a la luz tras excavaciones arqueológicas. Situada al fondo - ahora fachada principal - del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, con diez cañones. De la propia muralla de mar se recuerdan la batería de Santelmo, cerca de la intersección de las calles Cárcel y Aguiar, y la de La Maestranza con su garita al principio de la calle Cuba.