Este proyecto fue concebido de acuerdo con las más avanzadas orientaciones museográíicas para la divulgación de las artes plásticas, su conservación y restauración. En su época fue considerado como uno de los más grandes museos del hemisferio occidental. La planta está articulada alrededor de un gran patio central rodeado de galerías en el piso bajo. Posee tres niveles, unidos entre sí por elevadores, escaleras y una amplia rampa. Como complemento de su solución arquitectónica, fueron ubicadas numerosas obras escultóricas y de pintura mural en sus fachadas y espacios internos, entre las que se destacan un conjunto escultórico de Rita Longa; los bajorrelieves y el mural del vestíbulo, obras de Jesús Casagrán y Enrique Caravia; y el balcón de la fachada, obra de Mateo Torriente Becker. Para cumplir con las regulaciones de la zona, el edificio fue rodeado de portales en la planta baja, que fueron cerrados en remodelaciones posteriores.